Capítulo 1
Los
Monólogos Villanos
—Y
AHORA, les diré sobre mis planes para asumir el Reino, —dijo el malvado mago y
burro total Soobin el Hoja Oscura con un cacareo.
—Por
favor, no lo hagas, —le dije—. Realmente no tienes que hacerlo.
Por
supuesto que no escuchó. Los villanos nunca lo hacen. Es por eso que apestan.
Mucho. No ayudó que mis brazos y piernas estuviesen atados con raíz de
bermellón. Esa mierda es dura. No es mentira.
—Ya
vez, cuando era niño, siempre supe que yo era diferente. Que estaba destinado a
cosas más grandes que
lo que mi padre había planeado para mí. —Soobin miró hacia la entrada de la
cueva, casi con nostalgia, como si pensara en sus días de infancia. ¡Qué culo!
—Siempre me miró con desprecio porque nunca quise ser herrero. Siempre decía
eso...
—
¿Crees que se da cuenta de que no nos importa? —Me preguntó Heechul.
Parecía
muy malintencionado cuando lo decía, pero si fueras un unicornio gay sin
cuerno, también serías malo—. En serio. No nos importa. En absoluto.
Me
encogí de hombros mientras Soobin nos miraba con incredulidad. —Tiene problemas
paternales.
—No
tengo problemas paternales,
—dijo Soobin, sonando molesto.
—
¿Así que eso le da derecho al monólogo? —Heechul resopló. Cuando lo hizo, pequeños
destellos rosados y púrpuras se dispararon por su nariz. Ser un unicornio es
así de impresionante.
—Es
un villano —dije—. Es lo que hacen. Tienen que transmitir todo su plan cuando
piensan que han ganado porque nadie más los escuchará jamás.
—Patético,
—dijo Heechul, mirando a Soobin—. Chico, realmente no me importa.
Desata
mis piernas antes de que te arañe los ojos.
—No tienes dedos, —le recordé—. No
puedes arañar nada.
—Es
afortunado de que no tenga mi cuerno aún, —murmuró Heechul—. Habría algo así
mucho más gore, sería irreal. Sería como Gore City aquí arriba. Estas raíces
son irritantes. Debería desatarlas.
— ¿Vas a
desatarlas? —le pregunté a Soobin.
—Uh, ¿no?
—dijo—. Sabes que os capturé y que sois mis prisioneros, ¿verdad?
— ¿Lo
hizo? —Le pregunté a Heechul.
—Bueno, estamos atados, —dijo Heechul—. Y no de la
manera divertida.
—No
quiero saber cuándo has sido atado de la manera divertida, —le dije.
Él puso
los ojos en blanco. —Jimin, eres tan mojigato.
— ¿Chicos?
—Soobin dijo—. ¿Tengo un plan? ¿Del que debo hablarles? Tenéis que escuchar.
—No soy un mojigato —le dije a Heechul—.
Sólo porque no hablo de... ya sabes.
Cosas de
sexo. Eso no me hace un mojigato.
—Tu cara
se puso roja cuando tartamudeaste con la palabra sexo, —dijo
Heechul—.
Casi te creí.
—No he tartamudeado.
—Tú has
tartamudeado, —dijo Soobin. Porque era un gilipollas al que iba a patearle las
pelotas antes de que terminara el día—. ¿Puedo volver a mi historia?
Realmente
creo que apreciarán las muchas facetas de mi personaje una vez que lo escuchen.
Soy dinámico y...
— ¿Cuándo
te ataron? —pregunté—. No se permite que
los unicornios sean putones. ¡Se supone que eres todo virtuoso y prístino!
—Oh por
favor, —dijo Heechul—. ¿Cómo crees que fui creado?
Huh. — ¿Honestamente? Siempre pensé que
los unicornios eran hechos de sol y arco iris y buenos sentimientos. Como, simplemente
aparecer un día en un campo lleno de flores y con un gran rayo de sol que cae a
tu alrededor. Y habría mariposas o algo así. —Eso sonaba bastante bonito. Y realista
para la creación de un unicornio.
Heechul
me miró con los ojos entornados. — ¿En serio? No, idiota. Mis padres tuvieron
sexo del duro. Así como follar durante días. Son aventureros de esa manera. En
los árboles, por los ríos, cerca de los cementerios a medianoche. Realmente no hay
ningún lugar donde no hayan difundido el amor.
—Oh, Dios
mío, —susurró Soobin—. ¿Está ocurriendo esto realmente? Es asqueroso.
— ¡Oye!
¡El sexo unicornio es una cosa hermosa!
—Sí, pero
son tus padres de
los que hablas. Eso está mal en muchos niveles.
¿Y por
qué no los he conocido? ¿O he oído hablar de ellos?
—Están
recorriendo los Límites Exteriores con su grupo de swingers.
— ¿Swingers?
—Sí. Como
intercambio de parejas. Tal vez orgías. No lo sé.
Estaba
horrorizado, y estoy seguro de que se mostró en mi cara. — ¿Cómo? ¿Qué?
—Mojigato,
—dijo Heechul.
— ¡No soy
un mojigato! Simplemente no veo por qué tenemos que hablar de sexo todo el
tiempo. ¡O sobre tus padres estando en orgías!
—Bueno,
supongo que no puedes entender lo que nunca has tenido —dijo
Heechul,
con un pequeño rizo en sus estúpidos labios de unicornio.
— ¿Eres
virgen? —preguntó Soobin.
—Perra,
—le dije a Heechul—. Y no,
no soy virgen.
—Lo eres,
y tanto, —dijo Heechul porque, aparentemente esta mañana había comido
insolencia para el desayuno—. Un virgen de veinte años.
— ¡No!
¡Ahí estaba ese tipo! ¡En eso! ¡Con la gente! —Mi argumento era sólido.
—Eso no
cuenta. Te besó, y tú te corriste en tus pantalones, y luego procediste a
decirle cómo su pelo te recordaba a tu padre.
—Lo hacía. ¡No es culpa mía que tuviera el pelo como papá!
—Ni
siquiera yo soy
virgen, —dijo Soobin, sonando presumido—. Las damas quieren al Pequeño Soobin.
Hay mucho sexo por tener cuando estoy cerca.
Heechul
lo fulminó con la mirada. — ¿Llamas a tu pene Pequeño Soobin? Tío. Mal.
—No tengo
tiempo para
las relaciones y ligar y galantería de mierda, —dije—. Soy un mago. Tengo misiones.
—Uh, eres
un aprendiz, —dijo Heechul—. Y te mandan a hacer recados.
— ¿Sabes
cómo querías que te hiciera una mecha purpura en tu melena?
—Sí.
Porque sería hermosa.
—Bueno,
muy jodidamente mal —dije salvajemente—. No lo voy hacer.
Simplemente
vas a tener que mantenerlo blanco. Para siempre.
— ¡Lo
prometiste!
— ¡Eso
fue antes de que fueras un idiota!
—Oh, mis
dioses —dijo Heechul—. Soobin. Ven aquí y desátame. Quiero patear a Jimin en la
puta cara.
— ¡No! Él
va a desatarme, a mí,
para que pueda sacar la mierda de ti. Soobin.
Trae tu
culo y desátame.
—Um —dijo
Soobin—. No sé si vosotros entendéis el punto de ser capturados.
Como...
¿Les capturé? ¿Vale? Y entonces...
—No —dijo
Heechul—. No vale.
Nos has pillado desprevenidos porque estábamos buscando ajenjo en los Bosques
Oscuros, y nos encontramos tropezando con tu campamento, y aprovechaste una
situación. Eso no cuenta como capturar. Eso cuenta como ser idiota.
— ¿Cuándo
te ataron? —pregunté de nuevo.
— ¿Todavía
estás en eso? —Preguntó Heechul—. Agh.
—Lo has
mencionado.
— ¡Bien!
Fue ese centauro que conocimos el año pasado. En el reino de los elfos.
— ¡Has
dicho que erais sólo amigos!
—Lo
éramos. Éramos el tipo de amigos que se atan entre sí y empujan sus penes
juntos.
— ¿Cómo
se llamaba?
—Siwon,
—dijo Heechul con un suspiro soñador—. Las manos
que tenía ese medio hombre.
—Tengo
manos —dijo Soobin—. Te he atado.
— ¿Está
ligando conmigo? —susurró Heechul en alto.
— ¿Le
estás ligando? —le pregunté a Soobin.
— ¡No!
Solo estaba señalando las similitudes de las situaciones.
—Yo creo
que te estaba ligando —le dije a Heechul.
Heechul miró
a Soobin y lo midió. Entonces hizo esa cosa que juro que sólo los unicornios
pueden hacer. Sus ojos azules se volvieron increíblemente grandes. Sus pestañas
se alargaron mientras él las agitaba hacia Soobin. Su melena era luminosa en la
cueva oscura, y él ronroneó, —Bueno, ¿no eres precioso?
—Ew,
—dije—. En serio.
Soobin se
sonrojó. — ¡Oh! Detente.
— ¿Quiere
el Pequeño Soobin salir a jugar? —preguntó Heechul, batiendo las pestañas.
—Ojalá
estuviera en cualquier otro lugar, excepto donde estoy, —le dije a nadie en
particular
—Quizá
—dijo Soobin, tratando de ser tímido, pero de alguna manera saliendo de forma
plana y escalofriante.
Heechul
soltó una risita entre
dientes. Una risita. —Bueno, tal vez debería
decirte que mi lengua tiene quince centímetros de lo mejor que tendrás.
—Puaj,
—dije—. Eso suena excesivo.
—Nunca lo
he hecho con un caballo, —dijo Soobin—. Suena... Ilustrativo.
—Oh, no
deberías haber dicho eso, —le dije.
— ¿Caballo? —gruñó Heechul. El bonito acto de
unicornio cayó de inmediato.
Chispas
rojas se le dispararon por la nariz—. ¿Acabas de llamarme caballo?
Escúchame,
tú, bolsa de mierda de dos patas. No soy un jodido caballo. Soy un unicornio, y soy una mágica y hermosa criatura hecha de jodido
rayo de sol y arcoíris y buenos sentimientos.
—Lo sabía
—susurré.
—Ven aquí
para que patee en tu cara —dijo Heechul a Soobin—. Desátame, túmbate en el
suelo, y déjame pisotear tu cara.
—No
tienes un cuerno —dijo Soobin.
—Eso es
grosero —dije—. No señalé que tu nariz es muy grande. ¿Por qué dirías algo así?
—Jimin,
—dijo Heechul en lágrimas—. Me llamó caballo.
—Hey,
—dije—. Oye. Mírame.
Él lo
hizo. Sus ojos estaban húmedos, y yo quería golpear a Soobin en el bazo.
— ¿Quién
es el unicornio más hermoso de toda Verania?
—Yo,
—Heechul esnifó.
—¿Y quién
tiene la melena más bonita?
—Yo.
—¿Y quién
es un maldito hijo de puta que va a destripar a la perra?
—¡Yo!
—Malditamente
correcto.
—¿Jimin?
—¿Sí?
—Encontraremos
mi cuerno, ¿verdad?
—Lo
prometo —dije. Porque lo haríamos. Era importante para él, así que era
importante para mí. Había sido robado hace mucho tiempo, años antes de que lo
hubiera conocido. Ni siquiera podía mirarse en el espejo sin encogerse. Eso era
inaceptable.
— ¿Y
podemos teñir mi melena cuando salgamos de aquí?
—Lo
primero, —dije—. Ya había comprado el tinte antes de salir de la ciudad.
—Me
quieres —suspiró Heechul.
—Lo hago.
—Ok, me
siento mejor ahora.
—Bien.
—Entonces,
¿vamos a terminar, o qué? —dijo Soobin.
Puse los
ojos en blanco. —Bien. Haz tu cosa de villano.
—Esto es
tan estúpido —murmuró Heechul.
Los ojos
de Soobin se iluminaron. Él posó delante de nosotros otra vez. —Así que fue mi padre quien...
—Problemas
paternales, —tosió Heechul.
Soobin lo
fulminó con la mirada.
—Lo siento
—dijo Heechul. No lo sentía—. Tenía algo en mi garganta.
—Mi padre
me dijo que nunca...
—No perdimos esa bolsa de ajenjo, ¿verdad? —le
pregunté a Heechul.
—No —dijo
Heechul—. Todavía está en la mochila a mi espalda.
—Bien.
Minwoo se cabrearía si lo olvidáramos.
—Ya se va
a enojar. Se suponía que volvíamos ayer.
—Lo
habríamos hecho, —dije—. Si alguna persona
no hubiera decidido atarnos en una cueva. —Heechul y yo miramos a Soobin.
—Vosotros
sois los peores prisioneros, —murmuró. Entonces sus ojos se abrieron—. ¿Has
dicho Minwoo?
—No
deberías escuchar a escondidas —dijo Heechul—. Eso es grosero. No te estábamos
escuchando, así que no deberías estar escuchándonos.
— ¿Estás
aprendiendo con Minwoo?
—Gruñó Soobin—. Morgan de las
Sombras?
Le
sonreí. —El único y el mismo.
—Oh no, —Soobin
gimió—. Eres Jimin de lo Salvaje.
—Un
nombre tan sexy —suspiró Heechul—. ¿Te lo he dicho alguna vez?
—Gracias
—dije, satisfecho—. Suena muy rudo, ¿no? —Había trabajado muy duro en ganar ese
nombre. Cambiaría de nuevo cuando fuera un mago completo, pero por ahora era lo
suficientemente bueno.
Heechul
se echó a reír. —Sí, pero entonces la gente te conoce y eres todo flaco y
adorable, y todos están como ¿quuuueeeé?
—Creo que
querías decir que soy musculoso y peligroso —dije—. Tienes tus palabras
confundidas de nuevo.
—No,
estoy bastante seguro de que las tengo bien. Como siempre. Para ser musculoso
hay que tener músculos.
— ¡Tengo
músculos! —Traté de flexionarme, pero mis manos estaban atadas detrás de mí, y
no funcionó tan bien—. Bueno. Cállate. Pero soy
peligroso.
—Sí, está
bien, —dijo Heechul.
— ¡Lo
soy!
—Cariño,
estás haciendo pucheros. Eso no es peligroso. Es adorable.
— ¡No
estoy haciendo pucheros! —dije mientras hacía una mueca.
—Aww,
—dijo Heechul.
—Aww,
—dijo Soobin.
—¡Cállate,
Soobin!
—Está
bien, ¿podemos irnos? —preguntó Heechul.
Ambos
miramos a Soobin.
—Eres Jimin
de lo Salvaje, —dijo.
—No,
mierda —dije.
—¿Sabes
cuánto vales?
—Oh, no
de nuevo, —gemí.
—¡Realmente
podría pedir un rescate por ti! —exclamó Soobin emocionado—.
¡Podría
financiar mis planes de dominación mundial por los próximos seis años!
—Minwoo
va a estar tan enfadado contigo, —me dijo Heechul.
—¡No es
mi culpa!
—Bueno,
te han capturado bastante.
—Supongo.
—Y todo
el mundo conoce tu nombre.
—¿Verdad?
¿Cuán extraño es eso?
—Totalmente
extraño.
—Tanto
oro —dijo Soobin mientras caminaba de un lado a otro—. Kilos y kilos de oro.
—¿Eh, Jimin?
—Sí, Heechul.
—¿Alguna
vez Minwoo ha pagado un rescate por ti?
—No. Ni
una sola vez.
—¿Y por
qué es eso?
—Dijo
que, si yo era tan tonto como para ser atrapado, entonces tendría que encontrar
mi propia salida.
—Ah —dijo
Heechul.
Soobin se
detuvo. —¿Nunca ha pagado?
—Ni una
sola vez, —le dije—. ¿Puedes dejarnos ir ahora?
—¡No!
¡Estoy harto de esto! Vas a sentarte allí, te voy a contar mi plan, y entonces
voy a conseguir tanto oro que no podré llevarlo todo.
—Entonces,
¿cómo lo vas a mover? —preguntó Heechul.
—¿Mover
qué? —preguntó Soobin, perplejo.
—Acabas
de decir que ibas a obtener tanto oro que no ibas a ser capaz de llevarlo,
—dije—. Entonces, ¿cómo lo vas a mover si no puedes llevarlo?
—Oh —dijo
Soobin—. Bueno, mierda.
—Vaya, —dijo
Heechul—. Si eso es lo bien que piensas las cosas, no puedo esperar para
escuchar tus planes para la dominación del mundo. Estoy seguro de que serán
positivamente fascinantes. Y bien pensados.
—Quemado,
—dije—. Te has quemado tanto. Tendrás cicatrices de tanta quemadura.
—¡Compraré
un carro! —Exclamó Soobin—. Y un caballo. —Luego volvió a ser un idiota
completo—. O simplemente voy a mantener al unicornio aquí y él puede tirar de
mí.
—Oh,
perra, dime eso en mi cara, perra, —Heechul gruñó—. Venga. Atrévete.
—No diría
eso en su cara —le dije—. Incluso si te atrevieras a hacerlo.
Pero Soobin
el Hoja Oscura era un idiota. El clan mágico de los Oscuros usualmente lo eran.
Así que no fue una sorpresa cuando Soobin dio un paso adelante y dijo, —Vas a
tirar de mi carro. Caballo.
Fue
entonces cuando el gigante de dos metros setenta llamado Shindong rugió e
irrumpió en la cueva.
—Jimin,
—él retumbó—. Heechul.
—Estás
muerto —dijo Heechul a Soobin—. Ni siquiera lo sabes. ¡Shindong! ¡Aplástalo!
Y puesto
que Shindong amaba a Heechul, él se movió hacia adelante para hacer
precisamente eso. —Espera, Shindong, —dije.
Y puesto
que Shindong me amaba, esperó.
Heechul
parecía un asesino. —Jimin, —gruñó.
Y si
nunca has oído un gruñido de unicornio, déjame decirte: es deliciosamente
espantoso.
—Tu
rostro enojado es impresionante, —le dije.
Se
pavoneó. —He estado practicando. —Me miró, con los ojos entrecerrados y los
dientes descubiertos—. ¿Ves?
—Tengo
escalofríos —le aseguré.
—¿Yo
aplasto ahora? —preguntó Shindong.
Por
supuesto, Soobin trató de lanzar un hechizo defensivo. Pequeñas luces verdes
arquearon alrededor de Shindong antes de que se disiparan.
—No eres
un buen mago, ¿verdad? —dije—. Gigante, amigo. Su sangre es como la anti-magia.
Vamos. ¡Aprendes eso en tu primer día de entrenamiento de mago!
—Yo
aplasto ahora. — Shindong parecía muy cabreado. Por lo general, lo era cuando
sus dos personas favoritas en el mundo entero eran capturadas. Pensando en
ello, tal vez pasaba mucho.
—Sólo
espera, Shindong, —dije.
—No, no
esperes, —dijo Heechul—. Quiero ver sus entrañas por fuera.
—Tan
sanguinario, —le dije asombrado.
—Preferiría
que no hubiera ningún aplastamiento —dijo Soobin—. Si soy totalmente sincero.
Pero Shindong
se había hecho con la situación, por lo que aplastó a Soobin el Hoja Oscura.
Varias veces. Con una variedad de objetos. Como rocas. Y las paredes de la cueva.
No era una vista muy bonita. Con toda la sangre y otras cosas. Y el cerebro.
Cuando
terminó el aplastamiento, Shindong se acercó y rompió las raíces bermejas que
me ataban y a mi magia. Tan pronto como las raíces cayeron, sentí una oleada de
verde y oro y amarillo fluyendo a través de mí. —Mucho mejor —murmuré.
—Siempre
te atrapan —gruñó Shindong mientras dejaba las raíces a los pies de
Heechul.
—Ahora
eso no es específicamente cierto. Seré honesto, sin embargo. He crecido como
persona esta vez y me comprometeré a evitar la captura en el futuro. —
Eso no
era la verdad completa. Lo más probable es que me capturen de nuevo. Como que
era algo mío.
—¿Quién
es mi gran hombre fuerte? —Heechul arrulló a Shindong.
Shindong se
sonrojó. —Yo.
—Sí, eres
tú. Sabía que vendrías y me rescatarías. ¡Era como una princesa esperando a su
héroe!
—Muy
linda, —dijo Shindong, pasando su mano grande suavemente a través de la melena
de Heechul—. Mi linda princesa.
—¿Podemos
dejar la cueva ahora? —pregunté—. Podéis flirtear más tarde.
—Está
bien, Shindong, —dijo Heechul—. Jiminsólo está tratando con algunos asuntos.
Recientemente se dio cuenta de que era un mojigato virgen de veinte años.
—¡No lo soy!
—Le hablé
de Siwon —dijo Heechul—. Jimin ni siquiera podía decir la palabra sexo sin tartamudear.
—Jimin
nunca va a encontrar un novio, —dijo Shindong —. Nadie va a tomar su flor.
—¡No
habléis de mi flor! —Les dije cuando revisé la mochila en la espalda de
Heechul.
El ajenjo todavía estaba envuelto con seguridad donde lo había dejado. Así que al
menos esto no era una pérdida completa—. Y no necesito
un novio. Soy un hombre independiente con prioridades. Voy
a ser el mago más joven en pasar su aprendizaje, y luego voy a hacer grandes
cosas. ¡Grandes cosas!
—¿Oh?
—preguntó Heechul. Y sonrió maliciosamente. Las sonrisas malvadas de unicornio
son signo de cosas malas que están a punto de ser dichas. Las odiaba—. Entonces
supongo que un cierto caballero no tiene en cuenta esas prioridades. ¿Tal vez
quieras ser el mago más joven solo para impresionarlo?
—Cállate
la puta boca, —gruñí, tratando de no sonar soñador al pensar en ojos verdes
brillantes y la hermosa sonrisa. Y cabello rubio ondulado. Como, el más ondulado.
Quería tocarlo con mi cara—. Ni siquiera sé de qué estás hablando.
—Uh-huh,
—dijo Heechul.
—Quieres
la boca llena de caballero, —dijo Shindong —. Caballero toma tu flor y se la
come.
—¡Shindong!
—grité escandalizado.
—Tan
mojigato, —murmuró Heechul.
—Les odio
a los dos. Tanto.
Y para
probar mi punto, salí de la cueva.
Pero
obviamente no me creyeron, porque me siguieron. Como yo sabía que harían. Tengo
suerte de esa manera, supongo.
Bueno,
bueno hola, sean cordialmente bienvenidas a esta adaptación llena de risas,
muchas risas. Esta novela fue re-adaptada por mí ya que no sé qué le pasó a la
antigua adaptadora de esta novela.
Es para
mí un gran honor adaptarla y así mismo les digo que para aquella que no la
habían leído, que no se van a decepcionar.
Gracias por adaptarla! Y ahora si puedo leerla ya k cuando vine la primera vez para leerla no pude y ya te lo había comentado en wattpad k no podía...
ResponderEliminarY ahora si a leerla!!! :)